Ay niña dame tu boca...

Ay niña, cuando me miras
con tus ojos de lucero
tu piel oliendo a suspiros
y el aire oliendo a romero,
vuelan flechas de cupido
que se clavan bien certero
en mi enamorado corazón
que lanza besos al cielo.

Ay niña cuando te bañas
en la ribera de un río
mis versos se vuelven agua
y me plantan el desafío
de bañar con agua mansa
el cuerpo que más he querido.

Ay niña dame tu boca...
fruta del jardín prohibido,
que mi pasión se desborda
y quiero sentir en el río
lo mismo que siente el agua
bañando ese cuerpo mio.

Ángel Reyes Burgos

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