
y delante un arroyuelo
donde desnuda se mete
la mujer que yo mas quiero.
Los peces saltan al paso
para verla pasear
y algunos saltan tan alto
que la llegan a besar.
A mi me mira coqueta
por que no tiene pudor
sabiendo que la deseo
con todo mi corazón.
Me guiña cautivadora
para que entre en el río
y mis dientes castañetean
del remanso claro y frío.
Abre sus brazos y me arropa
mi piel se pega a su piel
y los dos nos bautizamos
de pasión y de placer...
Ángel Reyes Burgos
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