
Viene cantando mi niña
por la vereda del campo
la siguen los ruiseñores
y yo la espero silbando.
En su delantal trae fruta
en sus ojos puro amor
me hace guiños a una gruta
para que entremos los dos.
Abre un pomelo y lo exprime
sobre su boca de fresa
sus labios en mis labios pone
con su lengua me atraviesa.
Su delantal ha caído
y mis dedos caprichosos
recorren de norte a sur
ese cuerpo delicioso.
Los ruiseñores corean
los suspiros de su alma
y en mi corazón se clavan
al saber cuanto me ama.
Ángel Reyes Burgos
No hay comentarios:
Publicar un comentario